Por todos es conocida y sufrida la situación económica actual que está haciendo tambalear los cimientos del estado del bienestar y que además comporta que las políticas de juventud dejen de ser una prioridad para algunas administraciones. Vivimos tiempos de recortes y en consecuencia muchos de los proyectos e iniciativas que se realizaban por y para los y las jóvenes hayan dejado de realizarse y muchos otros tienen los días contados.
Aunque la situación sea crítica no debemos tirar por la borda treinta años de trabajo en políticas de juventud, debemos aprovechar todo el trabajo que se ha hecho hasta este momento. Y, lo debemos hacer readaptando la labor realizada, haciendo producciones sostenibles y poco costosas que permitan mantener los objectivos esenciales. Desde Entrejóvenes intentamos, en la medida de lo posible, hacer difusión e intercambiar proyectos e iniciativas tanto públicas como privadas relacionadas con el ámbito de la juventud. Desde estas línias os invitamos a que nos hagaís confianza y os invitamos a participar en nuestro proyecto para qeu podamos seguir siendo un espacio de debate, análisis e intercambio de experiencias.
Siguiendo nuestra línia, el monogràfico del último número de la revista Entrejóvenes está dedicado a la emprendeduría juvenil ya que parece ser la salida más viable para fomentar la ocupación juvenil. Tener un trabajo digno es un derecho que permite a las personas desarrollarse personalmente y socialmente para construir su proyecto de vida. Actualmente, más del 55% de las personas jóvenes están privadas de este derecho y paradójicamente es la generación de jóvenes más preparada.
Así que no es extraño que una de las soluciones para poder salir de esta situación sea la de emprender un proyecto nuevo que suponga un giro en las perspectivas laborares. Pero esta emprendeduría deber ir acompañada de formación, asesoramiento y apoyo. Éstos deben venir de muchos lados, tanto del entorno más cercano del joven emprendedor como de las administraciones públicas porque aunque es importante que el emprendedor domine ampliamente el ámbito de su negocio, también es esencial que tenga habilidades sociales y emocionales para afrontar los cambios y retos que conlleva ser emprendedor.
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